Toda pintura verdadera te permite poder avanzar sin determinar nada, sin que tengas plan alguno. Empiezas a ciegas por un laberinto negro sin saber lo que ocurrirá.

La cuestión del espacio en el arte es fundamental. Este debe ser abierto para penetrar más en él, hacer en él cosas impensables y retener su esencia.

El espacio no es vacío, es materia. Profundizar en sus aspectos más refinados nos abre a una nueva experiencia y a un proceso creativo más exigente.

El estudio de la geometría es una forma de acercamiento a ese espacio nuevo. Un lenguaje vivo que genera conocimiento; es la preocupación por lo material, el análisis y la investigación en la naturaleza.

La geometría señala a la materia con la medida. Es la descripción e indagación de la materia, con el fin de conocerla, una afirmación explícita del espacio que nos conforma.

Las figuras en las que se manifiesta la materia son estructuras autorreferentes en planos cada vez más elementales, fluyendo dinámicamente.

El artista no crea, capta y modifica, tan sólo llegará a descubrir cada estructura presente en el nivel alcanzado, como una relación de elementos dotados de un orden interno.

La intuición y lo sensible caminan por la misma senda de la imaginación como una forma de visión, como una realidad que nace en nuestro interior.

El arte contemporáneo se ha hecho con ideas y propuestas coherentes y se desarrolla en espacios nuevos de experimentación. Sus logros aparecen cuando existe una conexión firme con el pensamiento del momento sobre la realidad del mundo.

No creo en el poder transformador del arte, y sí en su capacidad de generar inesperados encuentros y percepciones. Es un vínculo de unión y una forma de revelación.

La pintura se construye de continuas propuestas por redefinir sus dinámicas internas y expandir su potencial. Siempre hay una mirada que alumbra y señala nuevos caminos, en el silencio de la percepción o en la acción creadora.

Trabajo la abstracción y la línea. En la actualidad hago coexistir ambos campos, recreando un espacio y una luz generadores de fuerza, y geometrizando un vacío sin límites; la luz en su aspiración por señalar a la materia.

Estoy en la incierta frontera entre el artificio y lo orgánico; un lugar difícil y utópico, donde se dan las condiciones de existencia autónoma de la forma y el color.

El azar tiene para mí un protagonismo indudable. Cada obra creada, desde esa libertad imposible, intenta sustentarse en el latido y en el silencio de la naturaleza, y buscar refugio entre sus sombras.

Pintura que intenta no agredir y aspira a dejarse llevar por la austera levedad del aire.

Poesía como cuerpo y alma de la pintura, y poesía dentro del nervio último de la pintura.